Portobelo
Se podría decir que en este ensayo, mi vida y la fotografía se conjugaron. Cuando llegué a Portobelo en los años 70, empecé fotografiando a las personas que resonaban más cerca de mí. Para profundizar en sus almas, me acercaba a ellas hasta lograr que sus presencias, sus auras se dejasen posar en mi lente. Como en una invitación a la danza, nos encontramos en un mismo ritmo, una misma frecuencia. Así fueron apareciendo los protagonistas de esta historia. Josefa, la curandera; Palanca, el que sólo encontraba consolación en los brazos de Ventura, su abuela; el claroscuro de Putulungo, el pulpero; Dulce, la niña con la fuerza y sabiduría de sus ancestros cimarrones; Catalina, la Reina de los Congos... Se podría decir también que en este ensayo, nació mi identidad fotográfica y que, sin darme cuenta, al confrontarme con mis imágenes me encontré conmigo misma, como nunca antes, con una mirada renovada. "
Las Campesinas
Blazina, Mila y Fulvia -madre e hijas- colonos recién llegados al valle de Tonosí en el Caribe panameño, se tienen que enfrentar a un nuevo entorno, donde la exuberancia de la naturaleza es un desafío a la sobrevivencia y donde la soledad las une formando una sola fuerza. Madre e hijas se entregan a la tierra con una pasión casi ancestral, esperando que les devuelva sus esfuerzos, con la esperanza del sustento ya perdido en las áridas costas del Pacífico. En la imagen de La Partida, ellas siempre se preguntaban al dejarlas Mino cuando se iba de cazar "¿volverá?" . Esta tierra, decían, nunca las sintió suyas pero nosotras, como mujeres, al final pariremos aquí nuestra nueva vida. "
La Servidumbre
Dos continentes, dos países, dos casas, dos generaciones que coexisten en el mismo entorno son testigos silenciosos... Víctor se identifica con el rol de servir, haciendo de su personificación su arte. Para él , no hay una línea divisoria entre el rol y el ser. No hay cuestionamiento, sólo un orgullo humorístico reviste su personaje. Purita: terrorista infiltrada, que cuestiona , que desafía. Su energía como la de un felino enjaulado se sentía rabiar por los enormes espacios de la casa. ¿En qué estaría pensando? -pensaba mientras yo...Rosa: cuando limpiaba la platería con la heráldica familiar, ella se miraba en sus reflejos. Gran parte de su vida la pasó en esta casa, que es su casa, nunca tuvo otra. Romi: Durante la invasión norteamericana en Panamá, Romi decidió coger un rifle de caza que encontró en el armario de mi hermano. En el vecindario, la gente espantada veía venir a los batallones de Noriega, saqueando e incendiando las casas. Nunca le sentí a Romi una presencia tan intensa como cuando empuño el arma. Al fotografiarla pensé: ¿realmente, a quien le gustaría dispar? "
Emberá: Hijos del Río
Los Emberá, anteriormente conocidos como Chocoes, por ser originarios de esa zona que Darien comparte con el Atlántico colombiano, habitan en el Darien, desde el tiempo de la colonia. Los Emberá son seres de agua, siendo nómadas, su órbita gravitacional son siempre los ríos. Sabía que para fotografiarlos en su esencia tenía que hacerlo desde el agua. América, una niña viva, me llevó por los rincones secretos, muchas veces nadábamos hasta el cansancio y cuando encontrábamos un recodo en el río, donde la luz abría espacios en el agua, nos deteníamos y ella me preguntaba haciéndome señas, ¿ dónde está tu otro ojo ? Pensaba riéndome que tenía razón, me disponía a intentar hacer una foto con la luz del río y a ella le pareció una buena idea. Quizás son las mejores fotos de este ensayo. "
Cuando Los Santos Bajan
En Cuba se dice "me bajó el Santo" no necesariamente aplicado a la santería sino que, para los creyentes en una dimensión espiritual, son momentos de bendiciones, como epifanías. Si tuviese que encontrar una palabra para definir este ensayo que todavía esta en proceso, sería Epifanías Cubanas. "
Los Abuelos
Este ensayo fotográfico fue comisionado por el gobierno panameño como celebración del Centenario de la República para ilustrar el libro "El abuelo de mi abuela" que recogían los testimonios de esos abuelos de diversas regiones del país, con diferentes culturas y razas: el tapiz multirracial que viste Panamá. Nunca ante me había enfrentado a la historia de mi país de esta manera. Siempre con la distancia de los textos de escuela y ciertos libros, pero nunca encontrándola con la mirada, presencia y testimonios como el de Clementina Rodríguez, de la Pintada en la provincia de Cocle. Tenía 103 años cuando la fotografié. Me contaba como su abuelo la mandaba, a ella y a su hermana, a llevar la comida a los campamentos de Victoriano Lorenzo-guerrillero, líder carismático, que se lanzó contra el poder central de Colombia cuando el territorio panameño no era aún independiente y que fue fusilado por su creciente influencia como reivindicador de justicia e igualdad-. Me decía: "corríamos por esos caminos, no sentíamos ni las espinas, ni las piedras, ni los troncos, ni ná… Cuando llegábamos al campamento, yo, de solo 8 años, me sorprendía ver tanta gente, más gente que la que habitaba mi rancho y mi poblado. Y se alegraban todos, hombres y mujeres, al recibir las gallinas, la verdura, la yuca. Luego volvíamos, mi hermana y yo, caminando por otro trillo y recogíamos a los pequeños de otras casas, que se quedaban solos, ya que los padres tenían que ir a la guerra. "
Por Los Caminos de La piel